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Influenza

La influenza, más conocida como gripe, es una infección respiratoria muy común durante los meses fríos, especialmente en niños y adolescentes. Aunque suele confundirse con un simple resfrío, la gripe puede provocar fiebre alta, dolores musculares, decaimiento y, en algunos casos, complicaciones que requieren atención médica. Por eso, es clave reforzar la prevención en casa, en la escuela y en espacios compartidos.

Uno de los pilares de la prevención es la vacunación antigripal, que es gratuita y obligatoria para los grupos de riesgo: niñas y niños de 6 meses a 2 años, embarazadas, mayores de 65 años, personas con enfermedades crónicas y personal de salud. En el caso de los más chicos, si reciben la vacuna por primera vez entre los 6 meses y los 8 años, necesitan dos dosis separadas por al menos cuatro semanas, para estar bien protegidos.

Además de la vacuna, es fundamental incorporar hábitos simples: lavarse las manos frecuentemente, ventilar los ambientes todos los días, cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar con el pliegue del codo, limpiar juguetes y superficies de uso común, y evitar compartir vasos, cubiertos o botellas. Si un niño o adolescente tiene síntomas de gripe, es importante que no vaya a la escuela para evitar contagiar a compañeros y docentes, y que permanezca en reposo en casa.

 

Ante fiebre alta persistente, dificultad para respirar o decaimiento marcado, se recomienda consultar siempre con el pediatra o acercarse a un centro de salud. Evitar la automedicación y reforzar la hidratación y el descanso son medidas clave para una recuperación segura. Entre todos podemos prevenir contagios y cuidar a quienes más lo necesitan.