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Hepatitis: qué tipos hay, cómo se transmiten y por qué es importante detectarlas a tiempo

Existen varios tipos de hepatitis y no todas se manifiestan igual. Algunas se previenen con vacunas y otras pueden curarse con tratamiento. Desde la Nueva Clínica del Niño te contamos todo lo que necesitás saber para cuidar tu salud y la de tu familia.

La hepatitis es una inflamación del hígado que puede estar causada por virus, medicamentos, consumo de alcohol o enfermedades autoinmunes. Cuando hablamos de hepatitis virales, nos referimos a infecciones producidas por distintos virus que afectan este órgano vital. En Argentina, los más frecuentes son los virus A, B y C, aunque también existen los tipos D y E.

¿Cuántos tipos de hepatitis virales hay?

Hepatitis A:
Es la forma más común en la infancia y la más fácil de prevenir con la vacunación. Se transmite por vía fecal-oral, es decir, al consumir agua o alimentos contaminados o por falta de higiene.
Antes de que existiera la vacuna, la hepatitis A era la principal causa de hepatitis fulminante en niños, pero eso cambió notablemente gracias a la vacunación.
La vacuna es obligatoria al año de vida, está incluida en el Calendario Nacional de Vacunación y ofrece alta protección.
Además, cuando aparecen casos o brotes, se requiere realizar controles sanitarios de foco para evitar su propagación.
El brote actual que atraviesa el país se relaciona justamente con falta de vacunación en algunos grupos de la población.

Hepatitis B:
Puede transmitirse por vía transplacentaria, es decir, de madre a hijo durante el embarazo si la mamá tiene la infección, o también por contacto con sangre o relaciones sexuales sin protección.
Puede volverse crónica y, si no se trata, dañar el hígado de forma progresiva.
La vacuna contra la hepatitis B, incluida en el Calendario Nacional de Vacunación, es fundamental: protege tanto frente a la transmisión en la infancia como frente a posibles exposiciones en la adultez (por ejemplo, relaciones sexuales o transfusiones).

Hepatitis C:
También puede transmitirse por contacto con sangre infectada o de madre a hijo durante el embarazo.
Es la más silenciosa, porque puede no dar síntomas durante años.
No tiene vacuna, pero sí un tratamiento curativo si se detecta a tiempo. Es una de las formas más peligrosas si no se trata.

Hepatitis D:
Solo afecta a personas que ya tienen hepatitis B y también puede contagiarse por vía transplacentaria. Es menos común, pero puede agravar el cuadro clínico.

Hepatitis E:
Similar a la A, se transmite por vía fecal-oral, principalmente a través de agua contaminada. En general es leve, aunque puede ser riesgosa en embarazadas.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas pueden variar según el tipo de hepatitis y la edad de quien la padece. Algunos de los más comunes son:

  • Cansancio o debilidad
  • Náuseas, vómitos, pérdida de apetito
  • Dolor abdominal (sobre todo en el sector derecho, donde está el hígado)
  • Fiebre
  • Ictericia (coloración amarilla en piel y ojos)
  • Orina oscura y materia fecal clara

En muchos casos, la enfermedad no da síntomas por mucho tiempo, especialmente en las hepatitis B y C.

¿Cuál es la más peligrosa?

Las formas más graves son la hepatitis B y C, ya que pueden volverse crónicas, provocar cirrosis o cáncer de hígado si no se tratan. Por eso es clave la detección precoz mediante análisis de sangre.
La hepatitis A, en cambio, suele ser aguda y autolimitada, pero puede generar brotes si no se mantiene una adecuada cobertura de vacunación.

¿Cómo se previenen?

Vacunación:

  • Hepatitis A: se aplica una dosis obligatoria al año de vida, es altamente eficaz y es la mejor herramienta para evitar nuevos brotes.
  • Hepatitis B: se aplica desde el nacimiento y protege tanto en la infancia como frente a posibles exposiciones en la adultez.
    Ambas están incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación.

Higiene:
Lavarse las manos, consumir agua potable y cocinar bien los alimentos ayuda a prevenir hepatitis A y E.

Evitar el contacto con sangre:
No compartir agujas, jeringas ni elementos personales (como afeitadoras o cepillos de dientes).
También es importante asegurarse de que los procedimientos médicos, dentales o estéticos se realicen con materiales esterilizados.

Uso de preservativo:
Para prevenir la transmisión sexual de hepatitis B.

¿Hay tratamiento?

  • Hepatitis A: no requiere tratamiento específico. Se trata con reposo e hidratación.
  • Hepatitis B: puede requerir medicación antiviral si se vuelve crónica.
  • Hepatitis C: hoy se cura con tratamientos antivirales que duran pocas semanas.
  • Hepatitis D y E: el manejo depende de la situación clínica de cada persona.

Lo más importante: prevenir y controlar

Desde la Nueva Clínica del Niño recomendamos:

  • Cumplir con el esquema de vacunación infantil
  • Realizar controles periódicos
  • Consultar con el pediatra ante cualquier síntoma o duda
  • Tomar medidas de higiene básicas en casa y en la escuela

La hepatitis se puede prevenir, detectar y tratar. Y en muchos casos, curar.
La vacunación oportuna y la información confiable son las mejores herramientas para proteger la salud de nuestras familias. Por ejemplo, en pediatría, la hepatitis A es la más relevante en cuanto a su posibilidad de prevención con la vacunación. Si bien en general es autolimitada, antes de la vacuna era la primera causa de hepatitis fulminante en niños. La vacunación de los chicos es indispensable