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El valor de la interconsulta en la infancia

Cuando un niño atraviesa una enfermedad, una internación o un cambio importante en su vida, su bienestar emocional «podría verse» afectado. En esos momentos, la interconsulta con un profesional de la salud mental puede ser una herramienta valiosa para acompañar tanto al niño como a su familia.

¿Cuándo puede ser útil una interconsulta?

Hay situaciones en las que solicitar la intervención de un psicólogo favorece  el proceso: internaciones prolongadas, enfermedades crónicas, síntomas físicos sin una causa médica clara, crisis emocionales o familias que lo transitan  con mucha angustia.

La internación, por ejemplo, no siempre se constituye como evento traumático. Dependerá  de los recursos del niño, del acompañamiento familiar y de la forma en que se transmite la información médica. Una comunicación clara, privada y respetuosa hace una gran diferencia. Como dice una frase que los equipos de salud suelen recordar: “el órgano con el que el médico más daño hace es la lengua”.

También en la adolescencia surgen desafíos particulares: la vergüenza, la exposición del cuerpo, los cambios propios de la edad. En los más pequeños, el extrañar la escuela, los amigos o las rutinas habituales. En todos estos casos, una intervención temprana y oportuna  podria  evitar futuras complicaciones.

La interconsulta no se limita a los niños y adolescentes. Desde la psicología perinatal —que acompaña desde la búsqueda del embarazo hasta los primeros dos años de crianza— también puede ser adecuada . Algunos motivos  frecuentes de interconsulta en esta área son : Ansiedad de los cuidadores, dificultades en el vínculo temprano, duelos o dificultades de las familias y el equipo de salud .

En definitiva, la interconsulta en pediatría no significa etiquetar ni sobrediagnosticar, sino aportar otra mirada para cuidar la salud integral de los niños  y acompañar a las familias en eventos clínicos complejos.