Es muy común que madres y padres consulten con el pediatra solo cuando el niño está enfermo o tiene algún síntoma. Pero los controles pediátricos de rutina son mucho más que una consulta médica: son una herramienta clave para acompañar el crecimiento, detectar posibles problemas a tiempo y fomentar hábitos saludables desde la infancia.
¿Qué se evalúa en un control pediátrico?
En cada etapa del crecimiento, los controles permiten observar diferentes aspectos del desarrollo del niño. Algunos de los temas que suele abordar el pediatra son:
- Peso, altura y perímetro cefálico (en bebés y niños pequeños).
- Desarrollo motor, lenguaje y socialización.
- Alimentación y sueño.
- Vacunación y prevención de enfermedades.
- Salud emocional y vincular.
- Consejos sobre seguridad, higiene y hábitos saludables.
¿Cada cuánto hay que hacer los controles?
Durante el primer año de vida, las consultas deben ser mensuales. Luego, la frecuencia se va ajustando según la edad y las necesidades del niño, pero como mínimo se recomienda un control por año.
Incluso si no hay síntomas visibles, el chequeo puede detectar:
- Problemas de crecimiento o nutrición.
- Trastornos del lenguaje o del desarrollo.
- Dificultades emocionales o del aprendizaje.
- Cambios en la visión o audición.
Un espacio de confianza
El consultorio pediátrico no solo es un lugar para revisar el cuerpo del niño. También es un espacio de diálogo y acompañamiento para la familia, donde madres, padres y cuidadores pueden hacer preguntas, recibir orientación y sentirse acompañados en la crianza.
En la Clínica, crecemos con ellos
En la Nueva Clínica del Niño creemos que la mejor forma de cuidar es prevenir. Nuestro equipo de pediatras acompaña cada etapa del desarrollo infantil con profesionalismo y cercanía.
Si tu hijo hace tiempo que no tiene un control, este puede ser un buen momento para pedir turno. Estamos para cuidar lo más importante.
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