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¿Qué hago si mi hijo tiene sangre en el vómito o las deposiciones?

La aparición de sangre, ya sea en el vómito o en las deposiciones de un niño o adolescente, puede generar gran preocupación. Este signo, conocido médicamente como Hemorragia Digestiva (HD), es la pérdida de sangre que proviene de algún punto del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano. Según la Dra. Bianca Polari, residente de Pediatría de la Nueva Clínica del Niño, quien presentó este tema en un reciente ateneo, el 80% de las veces en pediatría las causas suelen ser benignas y se resuelven solas, pero es crucial que los padres y cuidadores conozcan las señales de alerta, ya que un 20% de los casos puede requerir un tratamiento específico.

El primer paso, y el más importante para los padres, es la observación. ¿La sangre es oscura y en el vómito (como “borra de café”), o son heces negras y muy malolientes (melena)? Esto suele indicar una hemorragia digestiva alta, menos frecuente, pero potencialmente más grave. O, por el contrario, ¿son deposiciones con sangre roja brillante (hematoquecia o rectorragia)? Esto es más común y, a menudo, asociado a causas más leves como fisuras anales o pólipos. Es fundamental recordar las características de la pérdida de sangre, la cantidad y si hay otros síntomas como dolor abdominal o decaimiento.

¿Cuándo consultar con urgencia?

Si bien las causas más comunes son benignas, la prioridad es siempre la evaluación inmediata por un profesional, especialmente si el niño presenta signos de inestabilidad o malestar general. La Dra. Polari señala que el primer indicador de desestabilización es la taquicardia (frecuencia cardíaca elevada). Otros signos de alarma a los que deben prestar atención los padres son:

  • Decaimiento, palidez intensa o sudoración fría.
  • Relleno capilar lento (cuando se presiona la piel y tarda en recuperar su color).
  • Vómitos con mucha sangre o múltiples episodios de melena abundante.

En la clínica, el equipo médico evaluará el estado hemodinámico del paciente para asegurar su estabilidad. Según la gravedad, se puede requerir hidratación o, en casos graves, transfusión y una endoscopía digestiva de urgencia. La endoscopía es la herramienta clave, ya que no solo permite diagnosticar el sitio del sangrado (idealmente dentro de las primeras 24 horas) sino que, muchas veces, también permite detenerlo de inmediato. La HD en pediatría es un tema complejo, y su abordaje requiere un equipo multidisciplinario que trabaje de forma protocolizada.