La Dra. Macarena Casaza, residente de la Nueva Clínica del Niño, enfatiza la importancia de la evaluación médica detallada ante un TEC. Les traemos las claves para proteger a los más chicos y se entienda por qué la decisión de realizar una Tomografía (TC) es un paso selectivo y no siempre necesario.
El Traumatismo Encéfalocraneano (TEC) se produce tras un golpe, sacudida o impacto en la cabeza que puede afectar el cerebro. En la infancia, la causa más frecuente son las caídas, que suelen resultar en traumatismos leves. Sin embargo, otras causas como accidentes de tránsito, caídas de altura o, en casos muy graves, el maltrato infantil, pueden ocasionar un TEC severo. Es crucial entender que cuanto más pequeño es el niño, mayor es el riesgo asociado al TEC. De hecho, en menores de un año, la mortalidad por esta causa duplica a la de otras edades pediátricas, lo que subraya la importancia de la prevención y la vigilancia. Si bien un golpe puede parecer menor, la posibilidad de lesiones internas, como las hemorragias intracraneales, exige una evaluación rápida y ordenada.
La Importancia de la Evaluación Clínica: ¿Cuándo necesitamos la Tomografía?
Ante un TEC, la evaluación clínica realizada por el médico es la herramienta más importante. El profesional de la salud evalúa rápidamente el estado general del niño y factores de riesgo para determinar la gravedad. No siempre es necesaria una Tomografía Computada (TC), ya que este estudio se reserva para pacientes con riesgo moderado o alto de presentar una lesión intracraneal.
La Dra. Casaza subraya que solo la valoración completa de los signos vitales, el estado neurológico y la búsqueda de síntomas de alarma (como la Triada de Cushing, que indica alta presión intracraneal) permite tomar la decisión correcta. Los médicos clasificamos a los pacientes según su riesgo (bajo, intermedio o alto) para evitar exposiciones innecesarias a la radiación en casos de TEC leves.
Lesiones Intracraneales y Señales de Alarma
Las lesiones más preocupantes son las hemorragias intracraneales, que son sangrados que se acumulan entre las capas que cubren el cerebro o dentro del propio tejido cerebral. Estas hemorragias aumentan la Presión Intracraneal, lo que puede dañar el tejido cerebral o, en el peor de los casos, causar una herniación, la complicación más grave. Las hemorragias subdurales, que suelen ser venosas, pueden desarrollarse lentamente, haciendo que los síntomas aparezcan incluso días o semanas después del golpe.
Aquí les presentamos algunos síntomas a los que debemos prestar atención ya que indican la necesidad de una consulta urgente o que el riesgo de una lesión grave es alto:
- Pérdida de conciencia, incluso si fue breve.
- Vómitos repetidos (más de 2-3 episodios).
- Dolor de cabeza severo o que despierta al niño del sueño.
- Actitud o comportamiento anormal, como confusión, somnolencia excesiva o irritabilidad que no se calma.
- Alteración de la marcha o el equilibrio (ataxia).
- Convulsiones.
- Signos de fractura de base de cráneo: Hematomas alrededor de los ojos (ojos de mapache) o detrás de las orejas (equimosis retroauricular).
Si el paciente presenta cualquiera de estos síntomas, es importante consultar a la guardia pediátrica inmediatamente. Si se diagnostica un sangrado, la acción con un equipo de Neurocirugía es crucial para definir el tratamiento.
La Dra. Casaza enfatiza que incluso si el niño está bien inicialmente y fue dado de alta, hay que dar pautas de alarma específicas a los papás al alta. Las hemorragias venosas pueden desarrollarse lentamente; por eso, preste atención a la aparición tardía de síntomas y ante la duda, consulte de nuevo a su pediatra o a la guardia.