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Cuando la pubertad llega demasiado pronto

La Dra. Andrea Reinoso, especialista en endocrinología pediátrica, brindó una charla en la Nueva Clínica del Niño sobre pubertad precoz, una condición que cada vez genera más consultas en el consultorio. Explicó cómo se desarrolla la pubertad normal, qué señales deben llamar la atención, los factores que pueden adelantarla y la importancia de un diagnóstico temprano para acompañar a niños y familias.

¿Qué es la pubertad y cuándo se considera precoz?

La pubertad es el proceso de maduración sexual y crecimiento que, en condiciones normales, comienza entre los 8 y 13 años en las niñas y entre los 9 y 14 años en los varones.
Se habla de pubertad precoz cuando estos cambios aparecen antes de esas edades. “Detectar a tiempo es clave —explicó la Dra. Reinoso— porque si se adelanta demasiado, puede afectar tanto la talla final del niño como su bienestar emocional y social”.

Señales de alerta para las familias

En las niñas, el primer signo de pubertad suele ser la aparición del botón mamario; en los varones, el aumento del tamaño testicular. Otros indicadores son la presencia de vello púbico o axilar, el crecimiento acelerado o la menstruación a edades muy tempranas.
La especialista destacó que no todos los casos requieren tratamiento, pero sí control médico. “Hay situaciones fisiológicas que son normales, pero también cuadros que necesitan seguimiento endocrinológico”, subrayó.

Factores que pueden adelantar la pubertad

Además de causas orgánicas poco frecuentes (como tumores o alteraciones genéticas), existen factores ambientales y de estilo de vida que pueden influir. El exceso de peso infantil, el uso prolongado de pantallas, el estrés y la exposición a sustancias químicas (presentes en plásticos, cosméticos o alimentos ultraprocesados) se asocian con un inicio más temprano de la pubertad.
Por eso, Reinoso recomendó a las familias fomentar hábitos saludables, preferir alimentos frescos, evitar calentar comidas en plásticos y reducir el uso de productos con parabenos o ftalatos.

Diagnóstico, tratamiento y acompañamiento

Cuando el médico confirma la pubertad precoz, existen tratamientos efectivos que pueden frenar la progresión hormonal y dar más tiempo de crecimiento al niño. El más utilizado son los análogos de la hormona GNRH, aplicados mediante inyecciones periódicas.
Sin embargo, la especialista remarcó que el abordaje no es solo médico: “El apoyo psicológico y escolar es fundamental. No es fácil para un niño de 8 años enfrentar cambios físicos que sus compañeros tendrán varios años después. La contención familiar marca la diferencia”.

La Dra. Reinoso recordó que la detección temprana y el trabajo conjunto entre pediatras, endocrinólogos, familia y colegio son la mejor estrategia para garantizar que los niños con pubertad precoz crezcan de forma saludable, tanto en lo físico como en lo emocional.