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Cuando la panza habla

La diarrea es un motivo frecuente de consulta pediátrica. Pero cuando dura más de lo habitual, puede despertar dudas y preocupación. En esta nota, te explicamos qué se considera diarrea crónica, cuándo consultar al médico y por qué no siempre es motivo de alarma.

Por definición, se considera diarrea crónica a aquella que persiste durante más de 4 semanas. Puede presentarse con mayor frecuencia de lo habitual, con cambios en la consistencia, el color u olor de las deposiciones. En algunos casos, es un síntoma de otras afecciones. En otros, forma parte de un proceso madurativo normal, especialmente en los primeros años de vida.

Lo importante es observar si el niño mantiene su crecimiento, si come con normalidad y si no hay signos de alarma como fiebre, vómitos persistentes, sangre en la materia fecal o pérdida de peso. Ante cualquiera de estos síntomas, es importante consultar al pediatra. Pero si no hay otros signos y tu hijo está activo, puede tratarse de una forma funcional y pasajera.

¿Y si no hay nada grave? Tranquilidad también es parte del tratamiento

Una de las formas más comunes se llama diarrea crónica inespecífica y suele aparecer entre el año y los tres años. Son chicos que hacen 3 a 5 deposiciones por día, a veces con restos de comida sin digerir, pero que crecen bien y no presentan dolor ni malestar. En estos casos, lo más importante es descartar otras causas y dar contención a las familias. Ajustar algunos hábitos alimentarios o simplemente esperar puede ser todo lo que se necesita.

Si tenés dudas, en NCN estamos para ayudarte a entender qué le pasa a tu hijo y acompañarte en su cuidado. Porque a veces, el primer paso para sentirse mejor es saber que no estás solo.